viernes, 13 de abril de 2012

"Adiós al estado de bienestar"


Agustín Domingo Moratalla 

Este año, la primera en felicitar las Pascuas a Mariano Rajoy ha sido Esperanza Aguirre. La Presidenta de la Comunidad de Madrid estuvo más de una hora informándole que la devolución al Estado central de las competencias en Educación, Sanidad y Justicia puede generar un gran ahorro. Las respuestas de Rajoy, sus ministros, y algunas autoridades autonómicas como el Presidente Fabra han ido en otra dirección: se realizarán los ajustes necesarios sin modificar el modelo de estado. Incluso han afirmado que las nuevas fórmulas de financiación de servicios públicos no afectarán al “Estado del bienestar”.


Esta expresión, como fórmula de organización política, ha tenido tanto éxito en la opinión pública que nadie es capaz de ponerla en cuestión. Algunos asesores de Aznar conocían la historia de esta fórmula y sabían las perversas consecuencias de su utilización política, por eso hablaban de sociedad del bienestar y no de estado de bienestar. Parece mentira que los asesores de Rajoy no conozcan la historia del concepto y el pasado miércoles dejaran que la utilizara cuando explicó al Grupo parlamentario los planes de ajuste (página 6 del discurso).

Los esfuerzos de pedagogía política que el gobierno ha puesto en marcha para tranquilizar a los mercados y desarrollar una agenda reformista pueden caer en saco roto si los populares no se aclaran con el modelo de estado, el modelo de sociedad y el modelo de ciudadanía. No me refiero únicamente al encaje de Comunidades Autónomas diferentes que tienen itinerarios propios en la Constitución. Me refiero al mal encaje que el bienestar tiene en la Constitución. Los redactores de la Carta Magna utilizaron este término para referirse al bienestar de los mayores (art. 50) y bienestar general en la distribución pública de la riqueza (art. 129).

Le legitimidad constitucional de las reformas y ajustes no se consigue apelando al Estado de bienestar sino al Estado social y democrático de derecho. Son dos conceptos diferentes que implican diferentes modelos de sociedad y de ciudadanía. Algo que tendrían que tener claro los políticos para aceptar personas más libres, ciudadanos más corresponsables e instituciones públicas menos cautivas ante el clientelismo partidista. La crisis puede ser una oportunidad para promover ciudadanos más responsables y comunidades más fuertes, aunque para ello habría que hacer memoria de la Constitución, dar la bienvenida al estado social y decir “Adiós” al estado de bienestar.

NOTA: Publicado en sección "Marinero en tierra", 13 de Abril de 2012, en LAS PROVINCIAS. GRUPO VOCENTO

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